NOMA

La arquitectura es un acto salvaje y noble, una danza primitiva entre el hombre y la tierra.

 

Es construir sobre el suelo como quien enciende una fogata, con la certeza de que el fuego de un hogar puede arder en silencio. 

 

Una casa puede ser un refugio en el viento, una conversación íntima entre el humano y el mundo.

 

Creemos en la arquitectura como un arte de lo esencial,
en donde cada línea, cada muro y cada vacío deben tener la honestidad y la paciencia del tiempo.
 

No construimos solo espacios; construimos escenarios para la vida de quienes los habitan, donde cada ladrillo debe saber escuchar y cada puerta abrirse como un saludo al aire libre.

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No hay belleza mayor que la de un refugio verdadero, que respira en armonía con su entorno, en respeto profundo por la tierra que toca.

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